...Literatura música
y tecnología ¿clasificadas? por un cronopio
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RAYUELA
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Cap 128
Nous sommes quelques-uns à cette époque à avoir voulu attenter aux choses, créer en nous des espaces à la vie, des espaces qui n'étaient pas et ne semblaient pas devoir trouver place dans l'espace.
ARTAUD, Le Pèse-nerfs.
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Rayuela - Julio Cortázar Cap.128 (completo)
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martes, marzo 18, 2003
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żTe gusta conducir?
Llovía. Es esa tarde desapacible que se presenta súbitamente, cuando, tras unos pocos días de engańosa luz primaveral, el calendario, impasible y ajeno a nuestras quimeras, nos recuerda que el invierno, frío y oscuro, está aún por desaparecer.
No sé por qué tanta prisa para la primavera, que es sólo el preámbulo de un invierno más...
Un día como hoy, con las fallas a punto de empezar en Valencia y en Bagdad, es uno de esos días en que te preguntas con demasiada insistencia algunas cosas, y te devuelve a la desazón tantas veces sentida de rodar como un autómata en un recinto cerrado de intereses, de prisas, de urgencias inaplazables, de objetivos ineludibles y decisiones importantes, choques de intereses, que una vez tras otra, día tras día, nos devuelven - modernos sísifos- cíclicamente, al punto de partida.
... Suena la sirena, metemos la ficha... ˇvuelta a empezar!.
Nos movemos mucho, es cierto, pero lo hacemos en un circuito cerrado en que por más rápido que conduzcamos, al final, sólo se obtiene el premio de volver a empezar una nueva vuelta, con los mismos errores, los mismos olvidos, las mismas carencias, las mismas preguntas sin respuesta.
Hoy tenía pues, esa sensación déjŕ vu, de no saber cuál es el lugar que te corresponde, sólo correr, a trompicones, rápido y hacia ningún sitio, cuando le he visto.
Habían pasado ańos sin encontrarnos, le recuerdo desde que yo era un crío, pero el tiempo ha pasado sólo por mí. Es el hombre-coche, en mi ciudad todos le conocemos. No anda. Aunque siempre vaya a pie, él conduce.
Con sus manos grandotas gira un inexistente volante a derecha e izquierda, dirige certeramente su trayectoria, trazando, en su camino, cuando conviene, curvas perfectas y armónicas, la cabeza erguida y la mirada fija tras el imaginario coche-persona que le precede. Si el ritmo lo exige, cambia ágilmente la velocidad, con un movimiento seguro de su mano derecha, que aleja, momentáneamente del imaginario volante.
Cuando llovizna -como sucede hoy- lo tiene un poco más difícil, pero nadie lo podría mejorar. Con la mano izquierda sujeta firmemente el volante por la parte superior, y el índice de la derecha, en actitud admonitoria, se convierte en limpiaparabrisas, con un movimiento de vaivén, pausado y rítmico.
ˇCuántos ańos hace que no le veía!, quizás no nos cruzábamos, o, si lo hacíamos, yo le miraba sin ver, con esa percepción pobre y superficial que tenemos cuando nos sentimos tan ocupados e importantes...
Hoy, que sentía como nunca mi impotencia, mi insignificante soledad, he abierto por un momento los ojos y le he visto, cruzando fugazmente la esquina, bajo esa maldita lluvia.
Para nosotros, ya de críos, era el tonto del volante, ˇcómo nos reíamos de él! , a veces, nos poníamos detrás, imitándole y conduciendo ‘en caravana’. A él no le importaba en absoluto, se sentía feliz tanto si circulaba sólo como acompańado...
Han pasado muchos ańos, y el hombre-coche sigue, incólume como una roca, recordándonos de vez en cuando que quizás los tontos somos los que abandonamos el circuito a cielo abierto de la vida, cuando le seguíamos, para olvidarle y correr alocadamente hacia ninguna parte en nuestro claustrofóbico y violento circuito cerrado.
Cuando nos despierta esa chispa, nos regala un poco de su lucidez, nos recuerda dónde estamos y no nos cobra nada por esa lección de humildad. Quizás un día, si nos ponemos detrás de él, como cuando éramos nińos, dejemos de darnos topetazos, hombrecillos demediados, tiesos y envarados, girando sin fin encerrados por siempre en los autos de choque de ésta, nuestra absurda y cruel feria de vanidades.
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      Agradecimientos:
A mr. Justerini & mr. Brooks por desabrocharme un rato la camisa de fuerza
los martes y viernes; es un palo teclear con la nariz el resto
de la semana, días en que, agradezco a cosa de la familia Addams
por echarme su mano con las teclas mayúsculas y alternativas.